
Dentro de la producción musical, el campo de mezcla suele ser uno de los más complejos y que más dificultades entraña. Sacar un sonido potente y que se perciba bien en cualquier sistema de reproducción es una tarea que requiere conocimiento y práctica. Aquí te damos algunas claves:
- Una buena mezcla llena el espectro de frecuencias. Una mezcla sólida, es aquella que presenta contenido en todo el espectro, sin demasiada superposición y en la que cada parte está bien definida.
- Una buena mezcla es dinámica. Es decir, tiene forma, contraste y energía. Aquí el desarrollo de la canción y los cambios a lo que se refiere sus partes, forman un papel fundamental, captando la atención del oyente
- Una buena mezcla tiene amplitud y profundidad. Aquí el campo estéreo es importante a la hora de posicionar los sonidos y ganar en espacialidad. Los efectos como “reverb” o “delay” ayudan a dar profundidad en la mezcla, alejando los sonidos y llevándolos al frente. Es importante comprobar que la mezcla suena bien en “mono”.
- Una buena mezcla mantiene el interés y engancha al oyente. Que la mezcla tenga cambios es un aspecto a tener en cuenta, automatizaciones, arreglos o efectos son algunos de los recursos que se suelen utilizar para esta finalidad.
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